domingo, 2 de abril de 2017

Un tercio de mi mitad (I)

Buenos días cara lindas,

Hoy os traigo un post largo , ya que he decidido escribir sobre mis hermanos, el motivo, los echo de menos cada día que pasa, son mi otra mitad (mis otras tres mitades jaja, somos cuatro en total) y me apetece.

Vamos a empezar por el mayor, el que comparte año conmigo mi querido A, estoy segura de que todo esto ha empezado por él. Debido a que hoy es el día internacional de autismo, me he dado cuenta de que nunca hablo de ellos.
Mi hermano, con el que me llevo un mes, yo soy la mayor. Es un amor de persona, nos hemos acompañado toda nuestra infancia, dando problemas a las abuelas y liandola, como un equipo. Mucha gente se pensaba y sigue pensado que somos mellizos, ya que nos hemos criado como tal (solo soy un mes y medio mayor que él)
Hemos roto jarrones, escondido perros debajo de la cama y pintado paredes mejor que Picasso. Pero mi hermano siempre ha sido diferente, mi mitad ha tenido que ir a logopedas, psiquiatras, no iba a mi clase ya que necesitaba clases especiales.
En lenguaje de adulto, eso que no entendía cuando éramos pequeños, mi hermano tiene un ligero retraso, además en 2009 sufrió un brote psicótico y no estaba en casa. Él estaba en Francia, lejos de mi familia lejos de mí.
Me acuerdo como si fuera ayer, cuando vino mi madre llorando a despertarme a media noche, para decirme que me quedaba solo con mis otras dos mitades, porqué tenían que ir a recoger a “mellizo” que estaba muy mal. Me lo contó todo, morí en aquel momento, pero no podía llorar entonces ya que mes estaban mirando los dos pequeños que no sabían lo que estaba pasando, más allá de que nuestro hermano estaba mal. Ese día me quede sola, viendo como mis padres destrizados y nerviosos se iban, y como dos pares de ojos de 6 y 11 años me miraban en busca de explicaciones, explicaciones que yo no tenía.

Ese día, ese maldito día, todo se rompió. Ingresaron a mi mitad en un hospital psiquiátrico, en el que yo nunca fui a verle escudada en la excusa de que me tocaba trabajar. Pero la verdad es que no quería verlo allí, era una manera de hacer ver que mi hermano seguía en Francia, de que mi hermano estaba bien, solo estaba en un stage de danza, que pronto estaría en casa. Eso hizo que yo me rebelara, pero este episodio os lo cuento otro día.

Le diagnosticaron trastorno bipolar, y le medicaron acorde a su diagnostico. En ese punto la lucho de mis padre se intensifico, iban y van de un lado para otro buscando el mejor psiquíatra, pagándolo de su bolsillo ya que por la seguridad social solo le toca una visita cada dos meses, cosa que hace que mi hermano no se abra ya que no que confía en él ¿lo harías tu?

Para que no quede tan largo, mañana subiré la segunda parte. 

Un beso enorme!

No hay comentarios:

Publicar un comentario